El poder de la experiencia a través de 21 Black Jack

Una emoción es un sentimiento muy intenso de alegría o tristeza producido por un hecho, una idea, un recuerdo, etc.

El cine está cargado de emociones, vibraciones internas que se producen en momentos puntuales de cada película.

Estos impactos se producen porque hay escenas que se sincronizan con una parte de nuestra historia, con un recuerdo, con nuestro momento presente o con una visión futura que aún no hemos vivido pero que nos podría ocurrir o estamos en camino de que ocurra.

Esto nos puede ser de alta utilidad para entender sucesos que nos han sucedido en nuestro pasado, para situarnos en nuestro momento presente o para guiarnos hacia cualquier cosa que queramos conseguir.

Por este motivo he creado una serie de historias, llamadas StoryCoach sacadas de las películas y que nos hablan de un aspecto en particular del desarrollo personal.

Capítulo 1

  “¡A ganar a ganar, pollo para cenar! Esas palabras llevaban toda la noche rondándome la cabeza” dijo la voz de Jim Sturges, el actor que interpretaba al protagonista de la película 21 Black Jack. “¡En fin! Es una leyenda de Las Vegas. Si se lo preguntas a cualquiera de los viejos jefes del lugar lo sabrá” añadió dando una información que acrecentaba el poder de dicha expresión. “Fue un crupier chino de Binion´s a quien se atribuye la autoría de la frase. La gritaba cada vez que salía veintiuno. De eso hace ya más de cuarenta y un años, pero la frase sigue teniendo su gancho.”

“¡A ganar a ganar, pollo para cenar!” repitió animando a que el público lo dijera también para que sintieran la fuerza de este combinado de letras. “La había oído unas catorce veces aquella noche. ¡Era imposible perder!” afirmó explicando que  cuando tienes una estrategia es más fácil ganar. “En primer lugar, lo que estaba haciendo no era ilegal. Ciertas personas e instituciones lo veían con malos ojos pero, ¡es legal! No todo el mundo es capaz, hay que tener una mente privilegiada y yo la tengo!” afirmó mostrando posteriormente el truco que estaba utilizando con su grupo para ganar siempre.

“Así me metí en este lío: ¡contando cartas gané más de seiscientos cuarenta mil dólares!” lo mostró con una imagen de él sentado en una mesa del casino. Pero mucho antes de vivir esta gran experiencia. “Click, click, click…” sonaba el claqueteo del bolígrafo de uno de los profesores que le estaba haciendo la entrevista para entrar en la Universidad de medicina de Harvard. “Estudiante de ciencia, con una media de matrícula de honor y cuarenta y cuatro en la prueba específica de acceso, presidente de la liga de matemáticas…” continuó leyendo un currículum que el mismo catalogó de impresionante.

“La beca Robinson como ya sabes cubre todos los gastos, ¡es un chollo total! Algo que no cae del cielo” “Por supuesto” “Este año tenemos setenta y seis solicitantes. De los cuales solo uno recibirá la beca. Y la mayoría tiene un expediente tan impresionante como el tuyo” le informó el profesor. “¡Ya! Profesor Philips, muchos niños crecen soñando con ser Pitcher de los Red Sox.  Ya sabe algunos quieren ser… no sé… ¡Bomberos! Yo crecí soñando que iba a estudiar aquí en esta facultad” respondió con la voz temblorosa, implorando su necesidad de obtener la beca por la falta de dinero.

“¿Lo has ensayado?” le preguntó el examinador. “Desafortunadamente el deseo no cuenta mucho en estas circunstancias. La beca Robinson será para alguien que sepa cómo… ¡Deslumbrar! Que sencillamente nos asombre… La clave está en el ensayo… Debes explicarnos qué te separa del resto, por qué eres tan especial, qué puedes contarme que va a conseguir deslumbrarme” recalcó el profesor. Y después de su gran aventura… Consiguió dejar al examinador con la boca abierta en la misma situación pero con la seguridad ganada realmente al vivir la gran experiencia en Las Vegas.

Como hemos visto: toda experiencia es una historia que contar y toda historia interesante que contar es un arma para impresionar.

Muchas veces vivimos una misma situación dos veces, pero si aprovechásemos, como el protagonista de esta película, el tiempo que pasa entre ambas ocasiones, en la segunda nuestro subconsciente se habrá dilatado. Es como tener un mapa en la cabeza que se va coloreando según los sitios que vamos visitando.

Si quedas con una persona en varias ocasiones y entre ellas visitas cualquier lugar del mundo, ¿no se volverá la charla será volverá sin duda más enriquecedora?

La persona que somos y la que acabamos siendo después de una experiencia diferente… ¡cambia!

Aquí te dejo 3 características que debe tener una experiencia para que impresiones a tu oyente.

  • Debe de cortar tu rutina: lo que vemos en nuestra realidad es lo que se vería en nuestro subconsciente y lo que se ve en nuestro subconsciente es lo que pensamos, por esto sino cambiásemos nuestro hacer nuestro pensamiento se anquilosaría. Unas vacaciones es el ejemplo perfecto para entender que cuando cambiamos nuestra rutina, nos sentimos diferentes y pensamos diferente.
  • Debe llevarnos a un mundo extraordinario: toda historia, película y cuento nos parece interesante porque el personaje viaja a un lugar o tiene que hacer algo que es contrario a sus cualidades naturales. Es decir, que sería más interesante ver, por ejempo, a Tarzán yendo a la ciudad que ver al típico urbanita trabajando en su día a día en una oficina.
  • Después debes volver a la rutina: Entonces serás cuando notes los cambios, entrarás en el mismo bucle de antes de tener la experiencia pero con dicha experiencia ganada. El mapa mental de tu subconsciente se habrá dilatado y tu yo actual, aunque a veces sea difícil de percibir, se convertirá en el maestro de la persona que dejaste atrás, ¡antes de vivir la gran aventura.

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Porque nunca sabes dónde puedes encontrar la experiencia que estás buscando.

Luis Miguel García fundador de Pausing Cine Alto Impacto.

 

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