Lo que está hecho para nosotros a través de American Pie

Buscar lo que está hecho para nosotros es fundamental para sentirnos sincronizados con la vida. Es el motor que nos va a hacer sentir mejor con nosotros mismos, valorados, seguros, motivados, importantes y sobre todo fluir con nuestro entorno.

Una emoción es un sentimiento muy intenso de alegría o tristeza producido por un hecho, una idea, un recuerdo, etc.

El cine está cargado de emociones, vibraciones internas que se producen en momentos puntuales de cada película.

Estos impactos se producen porque hay escenas que se sincronizan con una parte de nuestra historia, con un recuerdo, con nuestro momento presente o con una visión futura que aún no hemos vivido pero que nos podría ocurrir o estamos en camino de que ocurra.

Esto nos puede ser de alta utilidad para entender sucesos que nos han sucedido en nuestro pasado, para situarnos en nuestro momento presente o para guiarnos hacia cualquier cosa que queramos conseguir.

Por este motivo he creado una serie de historias, llamadas StoryCoach sacadas de las películas y que nos hablan de un aspecto en particular del desarrollo personal.

American Pie El Reencuentro

• Capítulo 1

Se abrieron las puertas del ascensor de unas oficinas y salió con paso decidido Steve Stifler acompañado de una música marchosa de fondo. “Buenos días colegas y pajilleros” dijo saludando como cuando montaba aquellas fiestas en su casa en su etapa universitaria al estilo del Steve Master. “¡Regie! Dame un poco de amor” saludó a un compañero haciendo de anfitrión como solo sabía hacerlo él. “Buen aspecto Stifler” le contestó. “Chicas a ver si trabajáis, no se os contrató por el físico… Bueno a ti sí…” señaló a la más atractiva de un grupo de tres mujeres que estaban hablando al lado de la máquina de café.

Y así continuó saludando de la misma manera a todos los trabajadores hasta que entró en lo que parecía su despacho. Jugueteó con la foto de una rubia despampanante que había encima de la mesa y de repente. “¡¿Qué coño haces?!” le preguntó su jefe desde la puerta. “Te dije que imprimieras las cifras de la mañana y me las dejaras sobre la mesa y te sientas en mi sillón” le regaño con cierto tono despótico. “No solo pensaba…” “Solo pensaba…” se burló de él su superior. “No te pago para pensar, eres temporero…” continuó dándole caña sin precedente alguno.

Pero después de escaparse el fin de semana a una reunión de antiguos alumnos del instituto para desconectar y de haber acabado discutiendo con ellos… “¿Cómo me habéis encontrado?” le preguntó a sus amigos parando de trabajar. “Queríamos pedirte disculpas, por lo de anoche, no fue enserio” le dijo uno de ellos. “¡Claro que sí! Lo entiendo, creéis que soy un capullo” “¡Qué! Vale, vale, bueno… Puede que seas un poco capullo… Pero eres un cachondo… Y eres nuestro capullo” “¡Así es! Tú eras una de las razones de que el insti fuera una pasada” le apoyó otro del grupo sincerándose con él.

“Sí claro que fue una pasada, luego nos graduamos y todos nos pusimos a trabajar, nos casamos, tuvimos hijos… y miradme ahora soy la puta de esta empresa” “¡Qué cuernos ocurre!” les cortó su jefe que les había pillado infraganti. “¡Ah¡ Estás aquí, este es el idiota” le dijo señalándole a la chica que le acompañaba. “Tienes todo el trabajo por hacer y estás aquí de cháchara con tu pandilla” “Bueno, podemos explicárselo” dijo otro de los cuatro. “¡No Kevin! Déjame a mí” “¡Sí Kevin! Déjale a él, ¿valdrá la pena Stafler?” “Es Stifler, ¡mamón!” respondió más decidido que nunca.

Y después de devolverle con un rapapolvo todas las órdenes que había recibido de su jefe a lo largo de su carrera laboral, auto despedirse y volver a la fiesta que habían dejado a medias.  “¡Hermano!” “¡Eres genial!” le felicitaron otros dos colegas por el fiestón que había montado en su casa no hace más de un día. Y ahí fue cuando uno le dio la idea. “Podrías dedicarte a organizar fiestas por todo lo alto” “¡Sí! Queremos que organices nuestra boda” le ofrecieron realizando que cuando tienes la valentía de cerrar una puerta que no es afín a ti se abren, en su lugar, otras muchas que sí lo son.

Muchas veces no conseguimos atraer lo que queremos porque no dejamos espacio en nuestra vida para que entren nuevas cosas. Es sencillo, si tienes la estantería de tu casa llena de libros y no tienes ningún hueco para colocar nuevos libros, no tendrás el espacio necesario para poder colocar los nuevos que quieras comprar.

En el subconsciente ocurre lo mismo, pero el espacio aquí sería en lo referido al tiempo, si tienes pareja, trabajo, amigos y encima son tóxicos para ti. Si no te liberas de ellos nunca entraran esas nuevas cosas que serán beneficiosas para ti.

Esto es sencillo de percibir, simplemente tienes que ver si lo que tienes te potencia o te debilita. Este es el mayor síntoma sobre el que te puedes apoyar para entenderlo.

Aquí doy 4 CLAVES para saber DIFERENCIAR  lo que es bueno de lo que no para ti.

• Palabras positivas: Si las palabras que salen de tu pareja o de tu equipo de trabajo,amigos van encaminadas a hacerte mejor persona o a hundirte.
• Características naturales: Si tus habilidades naturales encajan, son útiles, aportan y son valoradas por tu entorno.
• Si te es fácil: El esfuerzo es signo de que lo que estás haciendo no es para ti, tienes que centrarte en lo que te apetece. Haz aquello que te apetece, solo aquello que te apetezca realmente.
• Límites: Los límites es una forma de dar cariño. Solo si pones los límites y lo que lo pones sigue a tu lado significa que eso está hecho para ti. Si al ponerlos se va de tu lado, aunque te duela, déjalo ir.

Deja a tu lado lo que está hecho para ti y sentirás como si estuvieras dentro de un río que te arrastra hacia donde realmente quieres ir, si por el contrario sientes que vas a contracorriente, este sería un signo distintivo de que no estás ni donde ni con quien tienes que estar.

Porque no poner límites es lanzar piedras contra tu propio tejado.

Luis Miguel García fundador de Pausing Cine Alto Impacto